
Tal vez todos venimos en busca de nuestros recuerdos, la constatación de las ausencias, el aire nebuloso de nuestro pasado, las voces perdidas, el reencuentro feliz con los amigos y conocidos que perduran, escuchar quizás una campana que algún día nos anunció fiesta, incendio o muerte, mirar el reloj de la Plaza, comprobar que sigue con la hora incierta, sin luz ni sonería, la esbelta y pertinaz veleta( Norte bueno,frío; Sur-Suroeste, lluvia), la fuente del Ayuntamiento ,tal vez sin agua…y sin caballo.
Y sin ErikaSaber que algunos de nuestros antepasados también se fueron…lejos…y volvieron …o no …y suspiraron por volver. Querer Incorporarlos a nuestra herencia. Entender y asumir la propiedad de nuestra nostalgia.Y saborear el verde y fresco paisaje, el discurrir hermoso de nuestro rio Arenteiro, bordeado de”amiéiros”, escalonado de presas y molinos.Y dejarse atrapar por nuestras calles y nuestro bares y terrazas, sus ocupantes fijos o transhumantes…, todos sabedores de las esencias y bondades de la Treixadura, Godello Alvariño, Loureira, Torrontés y otros…,conversaciones “in crescendo”…, las certezas de la solución a casi todos los problemas, las dudas de los poco bebedores…
Podemos aspirar a la capitalidad de los reencuentros.Porque,en su momento, la comarca (y sus zonas próximas) fueron y fuimos (o somos) emigrantes.Hay una Plaza del Emigrante. Merecida. Pero quizá no recoge la inmensidad interior de nuestro recuerdo.Siempre volvemos. “Pecamos de pensamiento, palabra u obra”.”Pecamos de nostalgia. Tenemos un diagnóstico claro.Queremos integrar la herencia de nuestro pasado y nuestra propia vida.Somos. Del verbo SER.
José Rodríguez Pereira, (“Pepe, Barrancos)
