El sábado 5 de abril a las seis de la tarde, se celebra una misa de funeral por Juan Lorenzo en el Templo de la Veracruz

El Padre Juan Lorenzo García Rodríguez, conocido cariñosamente como “o fillo do Lorencito”, partió a la Casa del Padre el 28 de marzo de 2025, a los 84 años de edad, dejando tras de sí un legado de entrega, humildad y servicio que tocó vidas en dos continentes.
Nacido en la villa de O Carballiño durante los difíciles años de la posguerra española, Juan Lorenzo fue el primogénito de los cinco hijos de D. Evaristo García Collazo, juez comarcal conocido en la comunidad como “Lorencito”. Desde joven, destacó por su inquietud intelectual y espiritual. Cursó el bachillerato en los colegios jesuitas de El Pasaje (A Guarda) y Carrión de los Condes (Palencia), donde sembró las primeras semillas de su vocación.
Tras iniciar sus estudios universitarios en Santiago de Compostela, los culminó en la Universidad de Salamanca con la licenciatura en Filología Clásica. Sin embargo, su corazón anhelaba un camino distinto: en un giro providencial, ingresó a los Operarios Diocesanos en Salamanca, donde abrazó su llamado sacerdotal.
Su entrega lo llevó a cruzar el océano. En Estados Unidos, país que recorrió de costa a costa durante más de cincuenta años, el P. Juan —como le llamaban allí— desafió barreras idiomáticas al estudiar Teología en inglés con un dominio inicial rudimentario de la lengua. Su ministerio se caracterizó por una labor discreta pero incansable: acompañó a migrantes, apoyó a comunidades marginadas y fue un faro de esperanza en parroquias desde los Apalaches hasta las grandes ciudades.
Aunque su misión lo radicó lejos, nunca olvidó sus raíces. Cada verano regresaba a O Carballiño, donde se ponía al servicio de los párrocos locales —como D. José Benito o D. Jorge— para ayudar en misas, visitar enfermos o colaborar en actividades parroquiales. Su sencillez y cercanía lo convirtieron en una figura querida, siempre dispuesto a compartir un café, una sonrisa o un consejo sereno.
El P. Juan Lorenzo vivió como predicó: con austeridad y entrega absoluta a los demás. No acumuló riquezas materiales, pero atesoró el respeto y el cariño de quienes lo conocieron. Como escribió Antonio Machado, “se marchó ligero de equipaje”, aunque su huella perdura en cada persona a la que consoló, enseñó o acompañó en momentos de oscuridad.
La comunidad se reunirá para despedir a este “santo varón”, como muchos lo definen. La misa funeral se celebrará el 5 de abril.
Descanse en paz el P. Juan Lorenzo, sacerdote ejemplar, hijo ilustre de Carballiño y hermano universal cuya luz seguirá guiando desde el silencio de su legado.
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5,7).