Histórica historia de tres hermanas gallegas

Por Felipe Cid Domínguez residente na Habana e Director da revista ” Cova Céltiga “

Después de recibir un artículo sobre estas tres heroicas mujeres gallegas, por demás, orensanas me dije: Tengo que darla a conocer a mis lectores, pues muchos no poseen en la mayor de las Antillas las bondades de la internet.

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Es bueno que conozca que, durante la Segunda Guerra Mundial, en el pueblo de Ribadavia, provincia de Ourense vivieron Lola, Amparo y Xulia Touza – Domínguez quienes ayudados por dos taxistas, un barquero y un intérprete escondieron y llevaron hasta la frontera portuguesa a judíos que llegaban escapando del tenebroso Adolfo Hitler.

Lola, Amparo y Xulia Touza

Destaco que la mayoría de los que habitan el cono sur intuyen que quienes practica la fe judía y se afincaron en estas tierras provenían de Polonia, de Rusia, de Alemania y otros países. Mucho menos conocida es la historia sucedida en tierras gallegas que mantiene vivo el espíritu del Sefaradí. Una importante localidad de Ourense que supo ser capital del Reino de Galicia, donde hubo varias personas que arriesgaron sus vidas para salvar a los judíos durante el nazismo.

En estos días de septiembre se celebra la fiesta del Rosh Hashaná (rosh ha-shanah, “cabeza del año”). Es el nuevo año, el que está pautao en el libro del Levítico 23:24 “Di a los israelitas lo siguiente: el día primero del mes séptimo celebrarán un día de reposo y una reunión santa conmemorativa con que de trompeta. Este día recuerda la jornada en el cual Dios creó al hombre. En las sinagogas sonará el Shofar (instrumento litúrgico realizado con cuerno de carnero) durante la plegaria. Como toda celebración de un nuevo año, está repleta de rituales para augurar buenaventura en tiempo por venir: la bendición del vino que se realiza en la segunda noche de Rosh Hashaná para simbolizar la gracia y la dicha de recibir un nuevo ciclo; la comida, esencial para las tradiciones de las naciones enmarcadas en la cuenca mediterránea, con platos dulces –preparados a base de manzanas, granada, miel, dátiles y frutos secos, simbolizando que sea un año lleno de dulzura y cosas buenas- tan necesario en el 2021. También salados, diferentes verduras y hierbas, carne de pollo, pescado y cordero, y panes-. Estas festividades culminan el ‘El día del Perdón’o Yom Kipur. Es el día del arrepentimiento, considerado el día más santo y más solemne del año. O sea, reconciliarse con el creador.

Estas grandes fiestas religiosas, en su momento, fueron muy celebradas en Galicia. Claro, la fiesta por antonomasia en Galicia es la del Apóstol Santiago (que dicho sea de paso, era judío), pero lo importante acá es entablar el nexo entre las festividades judías en Galicia y que tres hermanas gallegas y otros intervinieron en esta hermosa y conmovedora historia.
La ciudad es la de Ribadavía, Ourense. “Rivadavia, tierra de vides y vinos del Ribeiro;/ de historias de meigas y de santas compañas” y del castillo de los Sarmientos;/ de judíos expulsos y de judíos conversos y de judíos que continuaron con su credo/ Rivadavia, que duermes recostada sobre los ríos Miño y Ávia;/ que la protege desde su ermita la Virgen del Portal patrona del Ribeiro/ la cual sostiene sobre sus brazos el cuerpo de su Sagrado Hijo ya muerto.”

Fue, ese poblado, el centro más importante de los judíos gallegos.
Prosperó en la ciudad una comunidad hebrea agrupada en torno a la denominada “Porta Nova”, atraída por posibilidades interesantes para su negocio. La población judía alcanzó una gran densidad y se presume que tuvieron una relevancia notable en la exportación de la producción vitivinícola por sus contactos en el norte de Europa. Además de comerciantes, ejercieron oficios de artesanos como herreros, sastres, zapateros, etc. El Barrio Judío fue declarado monumento nacional y todavía conserva sus características del medioevo.
Haciendo historia es bueno conocer que, en el año 1386, los ingleses, bajo el mando del duque de Lancaster invadieron y saquearon Ribadavia tras un largo y épico asedio donde los burgueses resistieron más que los caballeros, los ingleses ocuparon la villa durante nueve meses antes de ser vencidos. Los habitantes de la judería mostraron especial tenacidad en la defensa de las murallas de Magdalena y Porta Nova, aunque sus hogares fueron arrasados con particular desdén por parte de las tropas extranjeras

En 1494, cuando los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de los territorios, algunos mantuvieron el culto judío en secreto, como muestra los famosos hechos de El Masín (Definición de persona cizañera y soplona.). Así se lo llamó a Xerónimo Bautista de Mena, quien denuncio al Santo Oficial, en 1606, una lista con doscientas personas acusadas de seguir practicando la ley de Moisés a pesar de estar bautizados como cristiano. No dudó en entregar a su propia madre, Ana Méndez y a sus hermanos y cuñados. En 1607 hubo muchas personas detenidas, y otros muchos lograron escapar. Los Sefaradíes ribadenses adoptaron el catolicismo romano como su fe, pero hubo varias cosas que no olvidaron: sus raíces judías, su lengua sefaradí (el Ladino), sus fiestas y sus comidas. En el centro está la plaza de la Magdalena, donde se ubica el edificio que albergó la sinagoga.
El 4 de marzo de 1881, se inauguró la estación de ferrocarril de Ribadavia, paso importante de la vía férrea entre Vigo y Ourense. Tendrá que ver en esta historia que homenajea a Lola, Amparo y Xulia, las hermanas Touza-Domínguez.

Quiosco de la estación ribadense

En el libro editado en 2005 llamado ‘Ferro ‘el autor Antón Patiño Regueira, habla por vez primera públicamente de las tres hermanas Touza-Domínguez. El penúltimo de esos microrelatos trata de la red establecida por las hermanas para salvar a los judíos que huían de la persecución nazi y constituye el primer testimonio del Holocausto judío escrito y publicado. “Regentaban el quiosco de la estación de ferrocarril de Ribadavia y allí despachaban melindres, rosquillas y pavías de Beade y Vieite. También licor café y vinos del Ribeiro de renombre que les servían para para ahorrar en el día a día y mantener la casa porticada de la calle del juez Viñas No. 2. Allí vivía y de allli salían la masa de harina de trigo con destino al horno de la misma calle. Y continua el microrelato: “Los malos tiempos del 36 o sea la Guerra Civil española los pasaron con la pérdida de alguna amistad por el camino, pero, curados del desastre mayor, sintieron llegar otro de Europa. Era el de los judíos perseguidos que las hermanas Touza-Domínguez, Lola, Amparo y Xulia se comprometieron a salvaguardar juramentadas en una red de apoyo. Ellas eran las que desviaban hacia Portugal a todos aquellos que escaban del gaseamiento y de la persecución cuando llegaban a Galicia. Lola Touza tejió una malla clandestina con el concurso de un familiar taxista Xosé Rocha Freixido de Xavier Míguez, también taxista con parada en Ribadavia. Continuará…