Juan Lois Mosquera
Si nuestro anterior artículo, La importancia de los nombres de pila, estaba basado, principalmente, en el Capítulo II del libro, Humano, más humano, ( autor Josep María Esquirol ), en esta ocasión me pareció oportuno resaltar algunos párrafos y realizar unos sencillos comentarios a un breve ensayo del, también, filósofo Hartmut Rosa publicado hace algunas semanas ( 4-4-2021) en el suplemento “ Ideas “ de EL PAÍS, bajo el título, “ Si lo tienes todo tan controlado, no podrás ser muy feliz.”
Inicia su ensayo con unas frases a manera de axioma: “Las fuerzas impulsoras de la sociedad moderna pueden resumirse en un punto… El anhelo y la promesa de poner el mundo a disponibilidad. Es decir, de poner la vida bajo control y el mundo al alcance de la mano “.
Según Hartmut, actualmente, lo bueno y lo que promete felicidad es aquello que extiende el horizonte de lo visible y lo dominable, es decir, de lo disponible. Por ejemplo, más dinero, más educación, mejor tecnología”. A continuación va realizando diversas explicaciones sobre la “disponibilidad “y la “indisponibilidad” en nuestras vidas, e inclinándose sobre las posibles ventajas de lo “indisponible escribe. “amamos a otra persona precisamente porque no podemos disponer de ella…. De hecho, si nuestra pareja estuviese completamente “disponible” para nosotros, ya no podría sorprendernos y el amor se extinguiría. Esto es válido para todos los ámbitos de la vida; una ciudad, un paisaje, una pieza musical, o un libro aparecen para nosotros como interesantes cuando tenemos el sentimiento de que aún no lo hemos investigado, cuando sentimos que no los dominamos del todo”.
En estos últimos tiempos el hombre intenta lograr un mundo completamente seguro y disponible. En consecuencia, por ejemplo, intentamos asegurar que en las vacaciones a Paris podamos ver la torre Eiffel, en Roma el Coliseo, presenciar algún desprendimiento majestuoso de hielo en el glaciar Perito Moreno, un león en el safari africano y nieve plena en la estación de esquí, pero, por supuesto, sin correr ningún tipo de riesgo; no nos gustaría mojarnos demasiado, ni perdernos o quemarnos al sol…
En nuestras casas inteligentes, somos prácticamente todopoderosos; con un clic podemos volver nuestro entorno claro u oscuro, cálido o frio e incluso que nos detecte, precozmente, nuestras próximas enfermedades. Pero puede ocurrir que el control remoto deje de funcionar. En ese caso, podemos convertirnos en prisioneros dentro de un espacio cuya calefacción no podemos regular y cuyas puertas y ventanas no podemos abrir ni cerrar”…. “Al final, y paradójicamente, el programa moderno nos vuelve infelices e impotentes al mismo tiempo, allí donde “todo es disponible”, el mundo ya no tiene nada que decirnos…. Lo que necesitamos ahora, entonces, es una nueva forma de tratar con la indisponibilidad constitutiva del mundo “.
A la vista de lo expuesto por el filósofo y sociólogo Harmut Rosa en su ensayo para el suplemento ” Ideas”, escrito al hilo de lo publicado en su libro “Lo indisponible”, entiendo que en nuestras vidas cotidianas, en nuestras rutinas, en nuestras agendas de trabajo, quizás, debamos dejar, siempre, abiertas una especie de rendijas imaginarias para que, a través de las cuales, podamos recibir la felicidad que, en general, nos suelen producir las sorpresas.
Como es obvio, las rendijas tienen que estar abiertas para todo tipo de sorpresas- agradables y desagradables- pues si solo lo estuviesen para las agradables, no sentiríamos felicidad alguna al recibirlas, pues les faltaría su contrapunto necesario, la posibilidad de recibir, igualmente, las negativas. Como es lógico, trataremos, constantemente, de que las sorpresas desagradables sean las mínimas.
El goce de disfrutar del “valor de las sorpresas”, podemos alcanzarlo mediante el encuentro con nuevas amistades, en visitas a otras ciudades o paisajes, escuchando nuevas piezas musicales o con la lectura de libros, todavía, desconocidos por nosotros… Sin dejar de comprender y aceptar que en alguno de nuestros futuros proyectos muy bien pudiera suceder, por ejemplo, que nos roben el móvil o nos tengan que extraer una muela en otro país que, de pronto, se nos puso enferma.
¿Verdad, lector, que puede ser interesante crear o mantener, en nuestras vidas cotidianas, esas rendijas para poder disfrutar del valor de las sorpresas?
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Curriculum de Juan Lois Mosquera :
Nacido en 1942-Bachillerato por libre en Colegio Isabel La Católica. Preuniversitario Instituto Otero Pedrayo de Ourense. Estudios de Perito Industrial Electricidad en Vigo ( los actuales Ingenieros Técnicos). Actividad profesional en la multinacional Siemens-Vigo (30 años) y Redcom – Vigo (Empresa de Telecomunicaciones). Desde su jubilación en el año 2.001,reside en O Carballiño.
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