
Nuestra familia imaginaria está formada por tres personas; un padre de nombre Manuel Miranda, la madre, Alcira Bernárdez y, por último, su hijo, Jesús, de 22 años de edad. Dado el apellido del padre, Miranda, eran conocidos en su pequeña localidad (30.000 habitantes, como la Familia Miranda. Lamentablemente, desde el punto de vista laboral, estaban los tres en “el paro”.
Manuel, había trabajado en unos astilleros, pero estos, afectados por alguna de las reconversiones navales que se llevaron a cabo, fue despedido con una mínima indemnización y a su edad, 49 años, no le permitió conseguir una jubilación anticipada, con lo cual., llevaba anotado en las Oficinas de Empleo bastantes meses… Al principio, recurrió a los familiares o amigos, solicitándoles ayudas o consejos para alcanzar un puesto de trabajo. Algunos de ellos- familiares o amigos-, les dejaron unas modestas cantidades de dinero. Pero, poco a poco, la situación fue haciéndose más desesperada, tanto para el que pedía, como para los familiares y conocidos, los cuales intuían que no había visos de cómo podrían recobrar las cantidades de euros que les habían prestado.
La mujer de Manuel, Alsira, durante muchos años se dedicó, únicamente, a ser la responsable del cuidado y gastos de la vivienda familiar. Limpiaba todo el interior con mimo y cocinaba la comida para los tres, con esmero, y aún así le quedaba tiempo para reunirse, ciertas tardes- lunes, miércoles y viernes- en una cafetería con sus amigas, donde jugaban a las cartas 2 o 3 horas antes de regresar a casa, para organizar algo de cena que no le diese mucho trabajo.
Ante la nueva situación laboral de Manuel, su esposo, (49 años) ya era un poco mayor para conseguir un puesto de trabajo estable, Alsira, tuvo que comenzar a visitar distintas ONG , Cruz Roja , Caritas, etcétera, en busca de ayuda para la supervivencia ( comedores sociales, alimentos para llevar a su domicilio, ropa usada, etcétera). Por ello, Alsira, también se puso a colaborar en los aislados trabajos que fue encontrando – cuidar personas mayores por horas, la limpieza de algunas oficinas en empresas dirigidas por antiguos amigos – ahora, conocidos- de su marido, con los cuales, antes, de vez en cuando, se juntaban para salir a cenar en algún restaurante de moda.
Jesús, hijo de Manuel y Alsira, 22 años, que se había licenciado en Historia del Arte, tampoco encontraba trabajo en parte alguna, a pesar de los diversos Museos y Concejalias de Cultura de los Ayuntamientos de su comarca que fue visitando… El hecho de ser tan joven, 22 años, y no tener, todavía, experiencia alguna en ese tipo de trabajos, eran las premisas que, constantemente, le invocaban los dirigentes de los mismos para rechazar sus peticiones. Siempre llegaba a casa cansadísimo, después de recorrer tantas calles repartiendo copias de su currículo. Una noche, después de varios meses en esta situación, ya casi tres años, realizando esa labor de salir de casa con una carpeta llena de “currículos” para repartir y un bocadillo, por si algún día, aparecía, lejos de su domicilio, la posibilidad de una simple entrevista, mientras cenaban se le ocurrió decir:
-Tengo unas ganas enormes de poder disfrutar, al menos, de una semana de vacaciones, como no os podéis imaginar.
Enseguida, a bote pronto (como suele decirse), le contesta su padre:
-Llevas ya treinta meses, sin conseguir nada de nada y, ahora, solamente, piensas en darte unas vacaciones.
Se produjo un silencio sonoro, como si un cuchillo se hubiese, por ejemplo, hundido en la garganta de un cordero, hasta dejarlo sin vida, mientras dormía y sin tiempo, siquiera. para balear unos minutos, mientras se le acababa la vida.
Al cabo de unas semanas, el padre, Manuel, en este caso, mientras Alsira realizaba la comida de mediodía, les anunció un plan con el cual se acabaría el peregrinar de albergue en albergue, por las ciudades cercanas y podrían comer todos los días algo caliente, y dejarían de enfrentarse a sus acreedores ( su piso, comprado con tanta ilusión, recién casados, ahora, estaba embargado y a punto de desahuciarles- por retraso en los pagos de la Hipoteca-), que son un monstruo terrible, vulgarmente denominados “Fondos Buitre “.
El padre, Manuel, después de consultar varios libros (principalmente sobre el funcionamiento de las pistolas y el Código Penal, para conocer qué tipos de condenas le corresponden a los diversos delitos), durante la mencionada comida les expuso el plan siguiente:
- Atracaremos un banco disfrazados de ladrones, con las caras tapadas, obligaremos a los tres empleados que allí trabajan, que se recluyan en una habitación discreta (posiblemente, el archivo) y los amenazaremos, gritando a viva voz, con matarlos si realizan algún movimiento, intentando escapar. Para meterles miedo en el cuerpo, le dispararemos unas balas a sus pies, sin ánimo de herirlos lo más mínimo. Luego, nos entretendremos abriendo y cerrando cajones como si estuviésemos buscando el dinero, hasta que llegue la policía.
La policía, nos colocaran esposas para trasladarnos a la comisaría más próxima, en la cual ya podremos cenar caliente y dormir tranquilos esa noche. Al día siguiente, nos conducirán hasta un Juez y éste, a la vista de nuestras declaraciones (reconociendo nuestra autoría y que pretendíamos matar a los empleados si estos os intentaban escapar) ordenará “Prisión incondicional e incomunicados, como presuntos autores de un delito de homicidio en grado de tentativa, para los cuales, El Ministerio Fiscal, posiblemente, solicitaría la pena, en su grado máximo, para este tipo de delitos.
La policía nos llevará a un Centro Penitenciario, recién inaugurado, que dispone de todas las comodidades; celdas individuales, cómodos colchones, calefacción, agua caliente para ducharse por las mañanas, salones de televisión y de manualidades, para realizar actividades artísticas – pintar, esculpir, maquetas-, amplio patio al aire libre, enfermería, biblioteca, profesores especiales de apoyo para lograr de nosotros una pronta reinserción social, etcétera.
Los periódicos del día siguiente resaltaban la noticia de una forma muy escueta,” Para La Pandilla de Los Miranda, la Fiscalía pide Prisión de 5 años, por tentativa de homicidio inacabada”.
Manuel, Alsira y Jesús desearon cumplir la pena completa (5 años), sin acogerse a las reducciones de las mismas, que les permitiría la Ley.
Incluso podría suceder que una funcionaria de prisiones, por ejemplo, de nombre Esperanza, como fruto del contacto administrativo diario que se establece entre los empleados del Estado y los reclusos, terminarían enamorándose y celebrarían su boda, un domingo por la mañana, en la sencilla capilla de que dispone esta moderna prisión.
-Lector, verdad que es curioso las vueltas que da la vida – una funcionaria de prisiones termina casándose con uno de los presos, ceremonia a la cual asistieron la mayoría de las autoridades provinciales, ejerciendo de padrino de la misma el delegado del gobierno en aquella zona. Y de madrina la Defensora del Pueblo
Juan Lois Mosquera
Nota: Música sugerida – Andantino de la Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky
Recordemos, también, la película española “Calabuch y el llamado “Síndrome de Estocolmo”
Nacido en 1942-Bachillerato por libre en Colegio Isabel La Católica. Preuniversitario Instituto Otero Pedrayo de Ourense. Estudios de Perito Industrial Electricidad en Vigo ( los actuales Ingenieros Técnicos). Actividad profesional en la multinacional Siemens-Vigo (30 años) y Redcom – Vigo (Empresa de Telecomunicaciones). Desde su jubilación en el año 2.001,reside en O Carballiño.
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