
Retomamos el tema de los oficios o actividades desaparecidas en los últimos años, y en esta ocasión vamos dedicar el relato de hoy a las antiguas Relojerías, donde el relojero, además de vender relojes y objetos de joyería, también, se dedicaba al arreglo de los mismos.
Sin seguir un orden estrictamente cronológico, trataré de ir citando aquellas Relojerías que bastantes carballineses recordarán de los años desde 1940 hasta finales del siglo XX.
_ Relojería “ El Santiagués”, ( véase foto adjunta) situado , en un principio, donde hoy está el Bar Plaza y, luego se trasladó a la actual Rua de Curros Enríquez, más o menos, frente al antiguo Hotel Celia, ya extinguido.

En esta Relojería “El Santiagués” aprendió el oficio, Millara que, luego, pasó a ser colaborador en la Relojería Román, local, ahora ocupado por el operador de móviles “ORANGE”. En el “imaginario popular” de aquellos años, se contaba que un familiar o amigo de confianza del Santiagués, le había donado una importante cantidad de dinero para instalar su relojería. En una ocasión vino a recoger un reloj un familiar del donante y el dependiente, conocedor de la circunstancia citada, le preguntó al Santiagués:
- ¿Cuánto le cobramos a este familiar de usted, por el arreglo del reloj? Y El Santiagués le contestó
- Igual que a los demás clientes.
Relojería Antonio Cambeses, ubicada en sus inicios en la Plaza Maior, a la izquierda del Comercio de Tejidos Larodry, que había en la esquina con la Rua Cánovas del Castillo. Más tarde se trasladó a la Calle Principal, a la altura, más o menos enfrente, de la antigua Farmacia Santamaria ( ahora Mónica Muradás). Por cierto, el relojero Antonio Cambeses era hermano de la esposa del dueño de la citada Farmacia Santamaria. Creo que disponía, Antonio Cambeses, de un pequeño almacén de su propiedad, en el barrio de Flores, donde guardaba mercancía relacionada con su negocio.
Relojeria Cambeses 1º Local Relojeria Cambeses Local final
–Relojería Blanco, tuvo su comercio y taller en las denominadas Galerías Adan, que inauguró en 1.972. Su dueño, Anselmo Blanco, procede de Alcorchel, en la provincia de Badajoz, junto al rio Guadiana, que allí hace, precisamente, frontera con Portugal.

Antes de construirse el gran embalse en sus inmediaciones, Anselmo, nos cuenta a un grupo de personas (una modesta tertulia que nos juntamos diariamente de doce a la una y media, en dos o tres bares del pueblo, en función de la meteorología u ocupación de la cafetería) que en verano, cuando el rio se podía cruzar a pie , descalzos, para no mojar el calzado. Desde España a Portugal y viceversa y se aprovechaba esta circunstancia para realizar el sencillo contrabando de aquellos años (café, hilos de coser, pequeños televisores, etcétera) con las personas del país vecino…
Nosotros, que teníamos en los libros de Geografía del Colegio, al rio Guadiana como uno de los más importantes de España (y sigue siendo), nos sorprendió esta circunstancia de que en verano, pudiese atravesarse a pie, descalzos.
Entre las piezas clásicas que llevaban los relojes manuales de aquel entonces, citaremos los siguientes: Agujas, Esfera, (en la cual se ven los números que indican las horas y minutos), Tija, (barrita por la que se tira para poner el reloj en hora), corona o cebolleta.
Las marcas de los relojes clasificados más o menos en orden de calidad figuraban los: Omega, Longines, Certina, Tecnos, Cima Dogma, Cauni, etcétera. Algunos de estos relojes tenían la caja de oro. Actualmente, los relojes de las primeras marcas mencionadas, se cotizan para anticuarios y coleccionistas, normalmente por encima de sus precios de venta.
Los relojes digitales aparecieron en las tiendas al mismo tiempo que comenzó a usarse el Euro como moneda de pago, aproximadamente en el año 2.001 y ya eran muy diferentes a los que hasta ese momento existían.
Hoy en día, posiblemente la única relojería con taller y personal para arreglar relojes sea la Espa-Quarz (véase foto adjunta), situada en la calle Martínez Avellanosa Nº. 16, a la derecha de la reciente desaparecida Ferretería Terceiro.

Aprovechamos esta oportunidad para mostrar nuestro agradecimiento al ya mencionado relojero, Anselmo Blanco, por la cantidad de información que nos ha facilitado, incluso una lista de Fornituras, Surtidas para relojes de pulsera y bolsillo ANTIGUOS (véase fotocopia adjunta) que solían tener todos los talleres de relojería.

- Relojería Román (véase foto adjunta), situada, dando a dos calles, La actual Rosalía de Castro y la que desciende hacia el Concello, conformando lo que suele nombrarse como Plaza Mayor.


- En esta relojería., Manolito, hermano de Román y de Ángeles, lo recuerdo o me lo imagino con la clásica lupa pegada al ojo.

Román que era el que daba el nombre a la relojería, se dedicaba más bien,a atender los clientes que venían a comprar bien un reloj (se utilizaba, a veces, como regalo de Primera Comunión) u otros objetos que normalmente se adquirían en las relojerías. Estos objetos, solían estar debajo del cristal o cristales de los mostradores, para que los clientes los pudiesen ver, sin necesidad de quitarlos de sus cajas o de otro tipo de estanterías… La primitiva dueña de la relojería era Doña Conchita Godas, suegra del famoso arqueólogo Manuel Chamoso Lamas. Para esta relojería vino trabajar el Millara, el cual había aprendido el oficio con El Santiagués (actual Bar Plaza). Con posterioridad, el Millara se trasladó para Vigo y se estableció con un Restaurante situado muy cerca del Teatro-Cine Fraga.
Relojería Boborás (véase foto adjunta). Inició su negocio y se conservan, todavía, unas puertas de madera, protegidas por una especie de persianas de hierro verticales de abrir y cerrar a mano, como un acordeón., en la Rua Tomas María Mosquera.
Posteriormente, se trasladó a un local más moderno, donde sigue con el negocio, casi lindando con el primitivo y modesto bajo anterior, al lado de una frutería. Al jubilarse “Manolo O Madeiro”, así se le conocía en su comarca, el establecimiento actual quedo regentado ahora por sus familiares y se dedica, también, fundamentalmente, a la venta de todo tipo de relojes (incluidos los de pared) y objetos de joyería.
Relojería Apolinar, inicialmente instalada frente al primitivo local de la antigua Farmacia Fontaiñas cruce de la carretera de Ourense, donde ahora la farmacia se sustituyó por la tienda de teléfonos móviles Vodafone. Apolinar su dueño, relojero – mecánico, era hermano del que citaremos a continuación, O Pepe do Toco. Esta relojería fue una de las mas clásicas de O Carballino, situada en la calle Principal y sus trebajos gozaban de una gran calidad.
Hemos dejado para el final, quizás, una de las más antiguas:
Bazar Relojería Pepe.
Según la información que nos ha facilitado José Rodríguez Pereira, ( Pepe Barrancos, su hijo), algunos lo llamaban “ O Pepe do Toco”, porque su padre, Evaristo, había perdido un brazo, por lo cual le decían “O Toco “
Era un comercio pequeño, de planta cuadrada, con dos puertas y dos escaparates, distribuidos a las dos calles.

Buena parte de la Tienda era Bazar (loza, porcelana, cristal, menaje de cocina, incluido el escaparate que daba a la Plaza Maior, al lado de la parada de taxis. Evaristo Rodríguez Tato, cuenta su nieto Pepe Barrancos, que siempre ha oído que le llamaban “O Toco “, porque había perdido un brazo. De ahí que a alguno de sus sus 8 hijos, se les denominaban los “Tocos”, entre ellos se podía citar a los del Hotel Toco, situado, más o menos, donde, ahora, está el Bar Caserío.
Según el “Imaginario Popular” de aquella época, se cuenta que alguna persona había conseguido de un relojero que su reloj de pulsera, se parase siempre, a las 10 de la noche en invierno y a las 11 en verano. En consecuencia, cuando llegaba al domicilio familiar sobre las 12 de la noche o 1 de la madrugada y comenzaban a criticarle su comportamiento, él, ufano, mostraba su reloj de pulsera y les respondía
- Pero si son las 10 o 11 de la noche y, todavía, quedan los bares llenos de gente. Los familiares quedaban perplejos ante esa diferencia horaria ya no se proseguía discusión alguna.
Se comenta que cuando aquel relojero-mecánico falleció, se llevó con él a la tumba su secreto para conseguir que un reloj que funcionaba perfectamente durante el día, luego, se parase, según fuese invierno o verano a las 10 u 11 noche, aquel misterioso y mágico reloj.
Se puede decir que esos relojes, que se paraban a la hora u horas que el cliente le solicitaba, se convertían en objetos misteriosos y mágicos.
Nota: Por nuestro pueblo ya se comenta y se va transmitiendo un nuevo refrán que dice “ La persona que arregle y ponga en su hora el Reloj de la Plaza Mayor ( creo que lleva parado más de dos años ), buen relojero-mecánico será.
Nota Música sugerida: Luis Miguel – El reloj
Juan Lois Mosquera
Nacido en 1942-Bachillerato por libre en Colegio Isabel La Católica. Preuniversitario Instituto Otero Pedrayo de Ourense. Estudios de Perito Industrial Electricidad en Vigo ( los actuales Ingenieros Técnicos). Actividad profesional en la multinacional Siemens-Vigo (30 años) y Redcom – Vigo (Empresa de Telecomunicaciones). Desde su jubilación en el año 2.001,reside en O Carballiño.
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