Retomando esta sección “Filosofía sobre lo cotidiano “, bajo cuyo titulo escribimos algunos textos respecto a determinados temas (¿Somos dueños de nuestros Pensamientos? ¿El valor de las sorpresas?, “ La mayoría tenemos para todo, etcétera).
En esta ocasión lo haremos sobre los sentimientos que se presentan en nuestros cerebros, cuando, por ejemplo, en el momento de querer ducharnos por la mañana, nos encontramos que por la misma no sale una gota de agua, debido a una avería que se ocasionó en nuestro edificio, la cual tardarán, todavía, varias horas en solucionarla.
Además, ese día, precisamente por la mañana, teníamos que presentar y coordinar un acto social importante. Al no poder “ducharnos”, en nuestros cerebros suelen producirse, automáticamente y de forma refleja, sentimientos de enfado y cabreo enormes…
Nuestros neurotransmisores, entendidos estos, de una forma muy especulativa, como mensajeros químicos del cerebro que pueden enviar señales excitatorias o inhibitorias para que las neuronas generen o no un impulso eléctrico, dando lugar con ello a los distintos pensamientos que, normalmente, verbalizamos en silencio…
Nuestro personaje, al salir a la calle sin haberse duchado, se encuentra con un mendigo, acompañado por su perro, tocando un instrumento musical-. Este, sonriente, le pide una limosna para poder tomar un vaso de leche caliente, en una cafetería cercana. Nuestro personaje, con pocas palabras y secamente, le contesta:
-Ahora no puedo pararme, no llevo monedas sueltas conmigo y, quizás, más tarde, al mediodía, si usted continua por esta zona, pueda darle algo-
A lo largo de su trayectoria, hasta la parada de taxis más próxima, le saludan otros mendigos que, también, le solicitan una limosna para poder desayunar.
Más o menos, les contesta con la misma expresión o similar que le dijo al primero de todos ellos.
Recordemos, de nuevo, los supuestos aforismos (a manera de axiomas) que conforman esta situación de enfado o mal humor que se producen, con cierta frecuencia, en nuestra vida real
- Quedarnos sin agua y no podernos ducharnos por la mañana
- Ese mismo día, tenemos proyectado presentar y coordinar un acto social de cierta categoría
- Surge en nuestros pensamientos, de forma refleja-automáticamente-, un sentimiento de enfado y cabreo que verbalizamos internamente
- En la calle encontramos diferentes mendigos que con una sonrisa en sus labios nos solicitan la misma petición, algo de dinero para poder tomar un vaso de leche ( Muy bien puede suceder que bajo sus sonrisas se escondan problemas de verdadera envergadura, paro,, sin vivienda, sin la comida segura, y, como suele decirse, no tener ni donde caerse muerto)
- Con nuestras neurotransmisores e incluso después de ver a tantos mendigos, no somos capaces, de modificar nuestro estado de ánimo ( enfadados y de muy mal humor ,simplemente, por no poder ducharnos esa mañana, )
Es evidente que al cabo de determinado tiempo, a partir de las 4 horas, más o menos, normalmente, sin saber muy bien la causa u origen, afortunadamente, desaparecen los sentimientos- de enfado y mal humor- que nos habían surgido, cuando nos disponíamos a ducharnos…
Como es lógico, lo expuesto en el ejemplo de la” ducha”, puede aparecer, igualmente, en situaciones similares… No debemos olvidarnos que estas divagaciones son fruto de mi subjetividad.
- Lector, verdad que es curioso que sencillas circunstancias, en nuestro caso lo de la “Ducha”, de forma refleja, modifican nuestros estados de ánimo y por mucho que recurramos a claros razonamientos por medio de nuestros neurotransmisores, en un plazo corto, no somos capaces de regresar al punto de partida emocional -ganas de meterse bajo la ducha-, incluso después de haber visto a tantos mendigos, sonrientes, interpretando y cantando sus canciones
Nota Música sugerida: Para Elisa de Beethoven…
Juan Lois Mosquera
Nacido en 1942-Bachillerato por libre en Colegio Isabel La Católica. Preuniversitario Instituto Otero Pedrayo de Ourense. Estudios de Perito Industrial Electricidad en Vigo ( los actuales Ingenieros Técnicos). Actividad profesional en la multinacional Siemens-Vigo (30 años) y Redcom – Vigo (Empresa de Telecomunicaciones). Desde su jubilación en el año 2.001,reside en O Carballiño.
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